martes, 15 de marzo de 2011

Siempre tendré el recuerdo, de tener mis pies colgando; ni siquiera llegan al suelo. Y mi madre al otro lado, corriendo de aquí para allá. Con mas o menos platos, con bandejas. Con velas y manteles. Con mucha prisa y mirando a todos lados sin embargo; cuando pasaba por delante mio me guiñaba un ojo o simplemente sonreía. Y yo también lo hacía, sin saber muy bien porque. Pero mi madre se reía, y entonces la veía feliz. Por eso lo hacia, por ella. Y lo sigo haciendo.

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