lunes, 14 de marzo de 2011

By: Mey Barreto.

Llueve otra vez. Cuando llueve, él piensa en ella, ella piensa en él. El mundo, no se vuelve gris, sino de colores. Les encanta la lluvia, sueñan con ella desde cayó sobre ellos aquel día. Aquel día frió de otoño. Lo recuerdan perfectamente. Fue hace un mes. Llevaban un mes, un mes juntos, los dos, se querían, y se quieren. Desde aquel día llovioso de otoño, han compartido tantas cosas, besos y caricias, abrazos, ella ha llorado en su hombro, él le seco las lagrimas, ella soñó con él, y esa misma noche él también soñó con ella. Todas las llamadas, todos los mensajes, todas las quedadas, todas las madrugadas que se habían pasado pensando en el amor. Las conversaciones largas, las despedidas que nunca acaban, las miradas dedicadas, que a ella tanto les encantan. Pero, no le encanta solo sus miradas, le encanta él. Su pelo, su ojos, sus labios, su cara, para ella es perfecto. Pero, la forma en que la toca, como si se fuera una muñeca de porcelana, que se puede romper si no la cuidas. Como pasa sus manos por su cara, su cuello, sus piernas. Como se pierde él en sus ojos, y le cuesta encontrarse de nuevo. Nadie la trata igual, por eso le quiere, porque aparte de ser perfecto, la quiere, y le da cariño, y le cuida y se preocupa por ella. Por eso ella esta sentada al lado de la ventana ahora mismo, con su libro de fantasía entre las manos, viendo como la lluvia cae sobre la calle, sobre los paraguas de las transeúntes, sobre los coches que pasan, y espera que el aparezca, y mire hacia su ventana, como tantas otras veces, y otras tantas que lo hará, aunque ella no lo sepa, él la adora, y le ha cogido mucho cariño ha esa pequeña niña que esta sentada en la ventana. Viendo como llueve otra vez.

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